Sentado en una colina,
a la sombra de un olivo,
triste porque nuestro amor,
duró menos que un suspiro.
Qué poco duró la noche,
qué temprano salió el sol,
y aqui sigo esperándote,
asomaíto al balcón.
Me engañaste como a un tonto,
me hiciste caer en tu trampa,
mi soledad y tus besos,
se me clavan en el alma.
El silencio de mi vida,
la oscuridad del sendero,
la tristeza de la noche,
la soledad del invierno.
Bajo hasta los infiernos,
clavándoseme tus garras,
sintiendo el frío en mi cuerpo,
y mi alma que se desgarra.
Los fantasmas del pasado,
me llevaron a la locura,
recordando tu persona,
en una noche fría y oscura.
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