Ojalá y todo te vaya bien,
y tengas suerte en la vida,
pero ahora tengo que partir,
ha llegado el momento de la despedida.
No pienses que por más lejos que me vaya,
podré olvidar esas tardes de verano,
cogidito de tu mano,
paseando por la playa.
Y tampoco pienses que podré,
olvidarme de tu sonrisa,
ni aquellas mañanas de invierno,
ni de tus besos y tus caricias.
Y por mucho que yo lo intente,
mis intentos serán en vano,
porque mi corazón te lo llevaste,
el día que te conocí,
una tarde de verano.
Paseando por las callejuelas,
alumbraos por la luz del sol,
pude ver reflejada en tu cara,
la bendita locura,
que arrasó mi corazón.
Y ahora ya, que tengo que irme,
tan solo puedo prometerte,
que te seguiré amando,
durante años y años,
hasta el día de mi muerte.
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