Rayo...

Amanece un nuevo día,
vuelve a cantar el gallo,
tu ausencia morena mía,
me atraviesa como un rayo.

Salgo al campo por la tarde,
todo cubierto de nieve,
tengo ganas de llorar,
si tú conmigo no vuelves.

Puñaos de tierra en los ojos,
espadas dentro del pecho,
voy corriendo por la senda,
mi camino se vuelve estrecho.

Pierdo el control de mi cuerpo,
no soy dueño de mi vida,
tan solo sigo a la luna,
y hace mucho, me quedé sin salida.

Caí en tu trampa de amor,
himnotizao por tus ojos verdes,
te entregué mi corazón,
reina de mi vara verde.

Dicen que estoy muerto en vida,
no saben lo que dicen,
estoy mas vivo que nunca,
pensando que un día me quisiste.

Qué pronto se va la vida...

Sentado en una colina,
a la sombra de un olivo,
triste porque nuestro amor,
duró menos que un suspiro.

Qué poco duró la noche,
qué temprano salió el sol,
y aqui sigo esperándote,
asomaíto al balcón.

Me engañaste como a un tonto,
me hiciste caer en tu trampa,
mi soledad y tus besos,
se me clavan en el alma.

El silencio de mi vida,
la oscuridad del sendero,
la tristeza de la noche,
la soledad del invierno.

Bajo hasta los infiernos,
clavándoseme tus garras,
sintiendo el frío en mi cuerpo,
y mi alma que se desgarra.

Los fantasmas del pasado,
me llevaron a la locura,
recordando tu persona,
en una noche fría y oscura.

No paro de buscarte...

Te voy buscando por las calles,
por las plazas y por los bares,
sin parar yo de correr.

Quiero volver a abrazarte,
que el dolor niña me calmes,
y no me dejes caer.

Por el camino solitario,
yo me siento derrotado,
quiero verte otra vez.

No dejo de mirar el cielo,
con un cigarro entre mis dedos,
soñando con volverte a tener.

Pero niña tú te alejas,
y a la deriva me dejas.

Y voy corriendo por las vida,
sin pausa pero sin prisa,
escalando, pa tocar tu amor.

Voy sanando mis heridas,
la guerra no está perdida,
ajumando, mi corazón.

Frío...

Fría,
fría se va la noche,
frío llega el invierno,
frío se queda mi cuerpo,
sino te tengo.

Oscuro,
oscuro es mi sendero,
y oscura es mi vida,
cada vez que pienso en ti,
y me sangra la herida.

Triste,
triste sale el sol,
y triste el pájaro en su rama,
triste estoy yo,
cuando te busco en mi almohada.

Solo,
solo voy andando por mi camino,
solo voy soñando,
con volver a estar contigo,
solo por las calles de mi mente
arrastrando mi castigo.

Espero,
espero que vengas niña,
metido en un agujero,
alumbrando mi destino
con la luz de mi mechero,
asomao a la ventana,
atrapao por barrotes de acero,
buscando tu cara morena,
contanto luceros.

Sigo a la luna...

La luna a mi me guía,
para llegar a tu vera,
pero contra más me acerco,
niña, tu más te alejas.

Yo seguiré buscándote,
por los campos y las aceras,
yo seguiré buscándote,
hasta quedarme sin fuerzas.

Corro, corro, corro,
quiero encontrarte,
estar contigo al amanecer,
y no parar de besarte.

Te necesito a mi lado,
deja que te vea, morena,
que con tan solo yo verte,
se me olvidan todas mis penas.

Eres la luz de mi noche,
y el sol de mis inviernos,
la flor de mi primavera,
y mi condena en los infiernos.

Ls sombras de la tarde,
van cayendo y me atrapan,
y me quedo soñando,
con tus besos y tu mirada.

Dame el calor de tu cuerpo,
dame el perfume de tu amor,
dame otra vez la vida,
enciende mi corazón.

Por la noche voy a buscarte...

Por la noche yo salgo,
gitana mía,
pa ir a buscarte,
y aunque me cueste la vida,
gitana mía,
voy a encontrarte.

Con tu pelo castaño,
y con tus ojos verde hierba,
con tu sonrisa divina,
consigo ganar mi guerra.

Porque tu me enseñaste,
primita mía,
lo que es amar,
y ahora ya no vivo,
primita mía,
tan solo sueño,
con que te voy a encontrar.

Que porque vivo sin ti,
ay que sin ti, que yo me pierdo,
vuelve a mi vera chiquilla,
que me estoy quemando por dentro.

No tengo quien por mi llore,
 ni quien por mi pase penas,
tan solo tengo yo un sueño,
y es llegar a tu puerto,
marinera.

Nunca me olvides...

Ojalá y todo te vaya bien,
y tengas suerte en la vida,
pero ahora tengo que partir,
ha llegado el momento de la despedida.

No pienses que por más lejos que me vaya,
podré olvidar esas tardes de verano,
cogidito de tu mano,
paseando por la playa.

Y tampoco pienses que podré,
olvidarme de tu sonrisa,
ni aquellas mañanas de invierno,
ni de tus besos y tus caricias.

 Y por mucho que yo lo intente,
mis intentos serán en vano,
porque mi corazón te lo llevaste,
el día que te conocí,
una tarde de verano.

Paseando por las callejuelas,
alumbraos por la luz del sol,
pude ver reflejada en tu cara,
la bendita locura,
que arrasó mi corazón.

Y ahora ya, que tengo que irme,
tan solo puedo prometerte,
que te seguiré amando,
durante años y años,
hasta el día de mi muerte.